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Membrana epiretiniana macular en paciente con toxoplasmosis

Figura 1. Retinografía a color donde se observa una membrana epiretiniana a nivel macular y una cicatriz corioretiniana pigmentada temporal inferior secundaria a toxoplasmosis

Figura 2. Retinografía a color postoperatoria donde se observa la mácula contrastada y la cicatriz corioretiniana pigmentada temporal inferior secundaria a toxoplasmosis sin cambios respecto a retinografía previa.

Descripción

La toxoplasmosis es la causa más frecuente de retinocoroiditis infecciosa en humanos. Es característica la presencia de una cicatriz retinocoroidea pigmentada, retinitis focal granulomatosa necrotizante, coroiditis reactiva granulomatosa, vitritis e incluso actividad inflamatoria en el segmento anterior. No siempre es necesario realizar tratamiento, esto dependerá del estado inmune del paciente, la localización de la lesión, el grado de vitritis o el curso clínico entre otros.

Existen diferentes combinaciones de tratamientos, siendo las más usadas la combinación de trimetoprim-sulfametoxazol o pirimetamina con ácido folínico y con sulfadiacina y/o clindamicina. A estos tratamientos se les puede asociar prednisona. Una opción alternativa son las inyecciones intravítreas de clindamicina y dexametasona.

Una de las complicaciones secundarias a esta patología es la aparición de una membrana epiretiniana que puede ser tratada quirúrgicamente después de tres meses sin signos de inflamación intraocular.

Comentarios

Indicación

Paciente de 27 años con membrana epiretiniana en ojo izquierdo secundaria a un episodio de panuveítis por toxoplasma tratado con inyecciones intravítreas de clindamicina y dexametasona al ser resistente al tratamiento oral habitual (figura 1). Tres meses después de la resolución del cuadro de panuveítis, el paciente se sometió a una vitrectomía vía pars plana con pelado de la membrana epiretiniana (figura 2), pasando de una agudeza visual de 0,2 a 0,8 (escala decimal, Snellen).