Figura 1. Retinografía a color donde se observa una membrana epiretiniana a nivel macular y una cicatriz corioretiniana pigmentada temporal inferior secundaria a toxoplasmosis
La toxoplasmosis es la causa más frecuente de retinocoroiditis infecciosa en humanos. Es característica la presencia de una cicatriz retinocoroidea pigmentada, retinitis focal granulomatosa necrotizante, coroiditis reactiva granulomatosa, vitritis e incluso actividad inflamatoria en el segmento anterior. No siempre es necesario realizar tratamiento, esto dependerá del estado inmune del paciente, la localización de la lesión, el grado de vitritis o el curso clínico entre otros.
Existen diferentes combinaciones de tratamientos, siendo las más usadas la combinación de trimetoprim-sulfametoxazol o pirimetamina con ácido folínico y con sulfadiacina y/o clindamicina. A estos tratamientos se les puede asociar prednisona. Una opción alternativa son las inyecciones intravítreas de clindamicina y dexametasona.
Una de las complicaciones secundarias a esta patología es la aparición de una membrana epiretiniana que puede ser tratada quirúrgicamente después de tres meses sin signos de inflamación intraocular.